RESPETO A LA NATURALEZA
Tenemos razones suficientes para pensar que los
problemas de la naturaleza son los problemas del hombre por excelencia: necesariamente hacen referencia a su permanencia
o destrucción definitiva.
Ante esto, se deben ofrecer razones al individuo para que se convenza
de que respecto a la naturaleza no podrá actuar más sin limitación
alguna.
El ser humano necesita de autocontrol. Kant pedía a la razón
metafísica no se excediera en su uso, nosotros podemos exigir al hombre
de hoy no abuse de su condición antropocentrista. ¿Para qué queremos
una naturaleza devaluada, minusválida y de cuello torcido?
Si sucumbe la naturaleza, caen con ella los grandes paradigmas del
hombre. Por ejemplo, la ciencia, al versar sobre la naturaleza y la sociedad,
produce un conocimiento menos sustantivo en la medida en que
aquello que constituye su objeto se encuentra cada vez más devaluado;
tal es el caso de las relaciones individuo-naturaleza.
Según Marx, tuvo razón Vico al distinguir la historia de la humanidad
de la historia de la naturaleza; la primera, dijo, la hemos hecho nosotros,
mientras que la segunda no.
Verdad a medias. Esta última también la
hemos hecho nosotros ahí donde comienza la historia nuestra. Por lo
que, no únicamente hacemos historia de la naturaleza cuando actuamos
sobre la misma, sino también cuando respetamos y dejamos a ésta seguir
su propio proyecto de ser, toda vez que aceptamos, junto con
Nietzsche, que “en ella no hay más que necesidades”.
En este
sentido, respetar y dejar ser a la naturaleza, significa ya actuar
sobre ella. A decir verdad, no se trata de convertirla en algo
intocable, sino de seguir asimilando las múltiples bondades
que, sin pedir nada a cambio ella nos ofrece, al mismo tiempo
que respetamos sus más profundas necesidades.
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